miércoles, 12 de febrero de 2025

Concierto final de la 34ta. Edición del Campus Musical de Santa María de la Armonía


 

.Director: Maestro Jordi Mora

.Solistas e intérpretes: Felipe Garese (violoncello); Nadia Baldi (violín); Fanny Suárez (piano); Juan Simón Tori (piano); Erika Falzuk (canto); Rosario Turco (piano); Ana Paula Rodríguez (piano); Mariana Bianchetto (canto); Federico Servin (piano); Juan Ignacio Videla (piano); Esther Lovato Radische (violoncello); Joaquin Freier (piano); Fiorella Sacco (violín); Juan Francisco Stella (piano); Jazmín Victoria Pieres (canto); Juliana Rufail (viola); Carolina Cho (piano)

           

            La edición de 2025 del Campus Musical de Santa María de la Armonía fue la trigésima cuarta desde su inicio en 1991.

            Como es habitual, el intenso programa de actividades con las distintas obras elegidas por los alumnos para trabajar a lo largo de los días que dura el campus finaliza con el concierto final en el cual son interpretadas, parcial o totalmente, las referidas obras.

           

Primera parte

Alumno del proyecto Creciendo en Armonía, Felipe Garese interpretó la Suite nro. 3 en Do M, BWV 1009, de Johann Sebastian Bach (1685-1750) que, en su precisa arquitectura requiere un fraseo determinado y una gran variedad de inflexiones en cada uno de los ritmos de danza.

El Alegro con spirito de la Sonata para violín y piano K. 301, de Wolfgang Amadeus Mozart (1756-1791) fue interpretada por Nadia Baldi en violín y Fanny Suárez en piano. El requerimiento, en este caso, es el de la transparencia y riqueza melódica propias del lenguaje mozartiano.

El Adagio de la Sonata en sol m BWV 1029 de Johann Sebastian Bach fue abordado seguidamente por Nerea Baldi, esta vez en viola, y Juan Simón Tori.

Erika Falzuk (canto) y Rosario Turco (piano) tocaron los lieder Das Verlassene Mägdlein y Begegnung, de Hugo Wolf (1860-1903) de gran belleza en la línea de la delicadeza de la línea de canto propia del compositor.

Ana Paula González interpretó los movimientos III Menuetto- Allegretto y IV Prestissimo de la Sonata nro. 1 en fa m, opus 2, nro. 1 de Ludwig van Beethoven (1770-1827) y la Tarantelle Stryenne, de Claude Debussy (1862-1918) muy cómoda en obras de gran exigencia, la pianista de 13 años que participó asimismo en el Campus Musical de Bariloche, fue seleccionada para proseguir su experiencia musical en Ginebra.

Marianella Bianchetto (canto) y Federico Servin (piano) abordaron An die musik, de Franz Schubert (1797-1828); Verbongenheit, de Hugo Wolf; y Ein Traum, de Edvard Grieg (1843-1907). De una voz dulce, honda y flexible a la vez Marianela Bianchetto es una gran cantante de cámara.

La Sonata nro. 17, op. 31, La Tempestad, de Ludwig van Beethoven (1770-1827) fue interpretada por Juan Ignacio Videla, un pianista de enorme versatilidad que obtuvo una muy lograda versión de este opus.

 

Segunda parte  

La Suite nro. 1 en sol M, BWV 1007 de Johann Sebastian Bach fue la obra que, una vez transcurrido el intermedio, interpretó Esther Lovato Radiske, de Brasil en una muy lucida performance de tan conocido opus.

El I Allegro assai de la Sonata nro. 23, opus 57, “Appasionata” de Ludwig van Beethoven fue abordado por Juan Simón Tori, que el año anterior hizo completo el Carnaval de Schumann. Su versión de esta obra fue del más alto nivel. La unidad de los diversos materiales beethovenianos –intensidad, tensión, distensión, enlace de un elemento con otro- se encuentra en el tempo, uno que debe ser muy justo. Todo cambia todo el tiempo pero dentro de un orden.

La Chanson Espagnole de Maurice Ravel (1875-1937) y los lieder Du bist die Ruth, op.59 nro 3, D 776 y Gretchen am Spinnrade opus 2, D. 118  de Franz Schubert fueron interpretadas por Marianela Bianchetto (canto) esta vez con Joaquín Freier (piano). Nuevamente lució la belleza de una voz con todos los matices que obras tan refinadas demandan.

Fiorella Sacco (violín); Juan Francisco Stella (viola) y Josue Silva Castro (piano) tocaron Tres canciones rusas para violín, viola y piano, de Mikhail Glinka (1804-1857) de gran brillo melódico y alternancia sonora entre los diversos instrumentos.

La mort m´apparait  souriante (Orphée aux enfers, de Jaques Offembach (1819-1880); Vaga luna che inargenti, de Vincenzo Bellini (1801-1835) y Stäandchen (aus Cymbeline)  de Franz Schubert, fueron interpretadas por Jazmin Victoria Pieres (canto) y Juan Ignacio Videla (piano). De una cristalina, dúctil y expresiva voz la cantante abordó estos trabajos de lenguajes y demandas muy distintos.

Juliana Rufail (viola) y Carolina Cho (piano) tocaron los movimientos I Allegro appasionato y II Andante un poco adagio  de la Sonata para viola y piano op. 120, nro. 1 de Johannes Brahms (1833-1897) que implica un diálogo muy cerrado entre ambos instrumentos, que alternativamente presentan el elemento melódico en ese timbre refinado y sin estridencias propio de las obras del gran compositor.

La Premiere Rhapsodie para clarinete y piano de Claude Debussy por Roberto Gutiérrez en clarinete y Juan Ignacio Videla (piano) cerró el programa. Es un opus verdaderamente virtuoso y de gran dificultad técnica en todos los matices de ambos instrumentos, con pasajes extremadamente rápidos en el clarinete y una textura muy cerrada en el dialogo permanente con el piano. Roberto Gutiérrez ya había demostrado ser un virtuoso del instrumento, asimismo Juan Ignacio Videla demostró tanto su versatilidad como su gran talento como pianista.

La obra estuvo dedicada al maestro Carlos Céspedes, fallecido prematuramente, quien la interpretó en el campus un cuarto de siglo atrás. Destacado por el maestro Mora como un gran músico, fue profesor de Roberto Gutiérrez.  

 

El campus es un espacio de confluencia de experiencias, técnicas, estéticas y filosóficas acerca de la música donde confluyen músicos profesionales experimentados con alumnos avanzados. Fueron numerosos los participantes de este año, algunos nuevos, otros que lo han hecho anteriormente.

La ocasión de hacer música es un momento privilegiado en el que algo, que es el producto de un gran trabajo previo, brilla, nos deslumbra y nos señala un camino.  

 

 

 

           

 

Eduardo Balestena