domingo, 19 de mayo de 2013

Concierto inicial del ciclo del Cuarteto de Cuerdas de la Universidad Nacional de Mar del Plata


El Cuarteto de Cuerdas de la Universidad Nacional de Mar del Plata, integrado por Iris Ruzycki –segundo violín- Pablo Albornoz –primer violín- Guillermo Becerra –viola- y Eduardo Falchi –cello- se presentó en el espacio de extensión cultural de Los Gallegos Shopping el 18 de mayo.
En la oportunidad abordó obras del alto barroco: un arreglo para cuarteto de cuerdas del Concierto opus 8 nro. 1 en mi mayor La primavera, de ciclo Il cimento dell’ amonia e dell´ inventione (la lucha entre la armonía –razón- y la invención –imaginación- ) de Antonio Vivaldi (1678-1741) . En su oportunidad, en el ciclo de extensión cultural de Los Gallegos Shopping, el profesor Carlos Novotny abordó –en dos entregas- el análisis integral y la historia de esta obra programática, que sigue musicalmente el desarrollo de cuatro sonetos, en uno de los rasgos del período del alto barroco: la claridad de sentido del discurso musical que expone un mensaje. Quizás las más conocida de las obras del compositor veneciano, es especialmente exigente en el violín solista, dado el lenguaje del período en que a la sección confiada a los instrumentos fundamentales –el bajo continuo, generalmente integrado por la viola da gamba, tiorba y cembalo- se destacaba la de los instrumento ornamentales, generalmente el violín o la flauta, en una  que no sufre grandes transformaciones en el arreglo para cuarteto de cuerdas.
El programa siguió con el Aria de la suite nro. 3. de Johann Sebastián Bach (1685-1750) también muy conocida, que en su sentido de delicadeza e introspección, requiere una particular dulzura en la inflexión sonora.
Le sucedió el Cuarteto, nro 4 en do mayor, K. 157 de Wolfgang Amadeus Mozart (1756-1791), obra temprana del compositor que se desarrolla en tres movimientos y que claramente perteneciente al periodo clásico. Sin la complejidad de sus planteos posteriores –en los que adhiere a la estética del movimiento sturm und drang-, es una obra breve festiva pero de gran belleza que requiere el equilibrio y claridad que siempre demanda la música de Mozart. No es casual que el cuarteto de cuerdas se haya consolidado durante el clasicismo como una de las formaciones camarísticas más importantes que adquirió en el periodo tanto un papel de experimentación como de introspección.
La segunda parte estuvo dedicada a Astor Piazzolla (1921-1992) con Pedro y Pedro; Invierno Porteño y Tango Ballet. A diferencia de las anteriores, esta última fue escrita por el compositor para cuarteto de cuerdas. Aquello que marca al compositor con su sello único –frases recurrentes que funcionan como motivos que dan unidad, cambios rítmicos y una armonía que parece tender a la disonancia en algunos pasajes- y lo hace reconocible de algún modo encubre a la complejidad de una textura que requiere un ensamblaje muy justo entre las voces, mucha claridad y una rítmica muy cambiante y precisa.
El cuarteto de cuerdas de la Universidad es una de las formaciones decanas en la ciudad, ya que lleva 36 años de actividad y ha abordado un amplio repertorio. En su plan de trabajo actual anunció futura la presentación de compositores argentinos.  

    

Eduardo Balestena
http://opus155musicadecamara.blogspot.com