.Director: Maestro Jordi Mora
.Solistas e intérpretes: Felipe Garese (violoncello); Nadia
Baldi (violín); Fanny Suárez (piano); Juan Simón Tori (piano); Erika Falzuk
(canto); Rosario Turco (piano); Ana Paula Rodríguez (piano); Mariana Bianchetto
(canto); Federico Servin (piano); Juan Ignacio Videla (piano); Esther Lovato
Radische (violoncello); Joaquin Freier (piano); Fiorella Sacco (violín); Juan
Francisco Stella (piano); Jazmín Victoria Pieres (canto); Juliana Rufail
(viola); Carolina Cho (piano)
La edición
de 2025 del Campus Musical de Santa María de la Armonía fue la trigésima cuarta
desde su inicio en 1991.
Como es
habitual, el intenso programa de actividades con las distintas obras elegidas
por los alumnos para trabajar a lo largo de los días que dura el campus
finaliza con el concierto final en el cual son interpretadas, parcial o
totalmente, las referidas obras.
Primera
parte
Alumno del proyecto Creciendo en Armonía,
Felipe Garese interpretó la Suite nro. 3
en Do M, BWV 1009, de Johann
Sebastian Bach (1685-1750) que, en su precisa arquitectura requiere un
fraseo determinado y una gran variedad de inflexiones en cada uno de los ritmos
de danza.
El Alegro
con spirito de la Sonata para violín
y piano K. 301, de Wolfgang Amadeus
Mozart (1756-1791) fue interpretada por Nadia Baldi en violín y Fanny
Suárez en piano. El requerimiento, en este caso, es el de la transparencia y
riqueza melódica propias del lenguaje mozartiano.
El Adagio
de la Sonata en sol m BWV 1029 de Johann Sebastian Bach fue abordado
seguidamente por Nerea Baldi, esta vez en viola, y Juan Simón Tori.
Erika Falzuk (canto) y Rosario Turco
(piano) tocaron los lieder Das
Verlassene Mägdlein y Begegnung,
de Hugo Wolf (1860-1903) de gran belleza en la línea de la delicadeza de la
línea de canto propia del compositor.
Ana Paula González interpretó los
movimientos III Menuetto- Allegretto y IV
Prestissimo de la Sonata nro. 1 en
fa m, opus 2, nro. 1 de Ludwig van
Beethoven (1770-1827) y la Tarantelle
Stryenne, de Claude Debussy
(1862-1918) muy cómoda en obras de gran exigencia, la pianista de 13 años que
participó asimismo en el Campus Musical de Bariloche, fue seleccionada para proseguir
su experiencia musical en Ginebra.
Marianella Bianchetto (canto) y Federico
Servin (piano) abordaron An die musik,
de Franz Schubert (1797-1828); Verbongenheit, de Hugo Wolf; y Ein Traum,
de Edvard Grieg (1843-1907). De una
voz dulce, honda y flexible a la vez Marianela Bianchetto es una gran cantante
de cámara.
La Sonata
nro. 17, op. 31, La Tempestad, de Ludwig
van Beethoven (1770-1827) fue interpretada por Juan Ignacio Videla, un
pianista de enorme versatilidad que obtuvo una muy lograda versión de este
opus.
Segunda
parte
La Suite
nro. 1 en sol M, BWV 1007 de Johann
Sebastian Bach fue la obra que, una vez transcurrido el intermedio,
interpretó Esther Lovato Radiske, de Brasil en una muy lucida performance de
tan conocido opus.
El I
Allegro assai de la Sonata nro. 23,
opus 57, “Appasionata” de Ludwig van
Beethoven fue abordado por Juan Simón Tori, que el año anterior hizo
completo el Carnaval de Schumann. Su versión de esta obra fue del más alto
nivel. La unidad de los diversos materiales beethovenianos –intensidad,
tensión, distensión, enlace de un elemento con otro- se encuentra en el tempo,
uno que debe ser muy justo. Todo cambia todo el tiempo pero dentro de un orden.
La
Chanson Espagnole
de Maurice Ravel (1875-1937) y los
lieder Du bist die Ruth, op.59 nro 3, D
776 y Gretchen am Spinnrade opus 2,
D. 118 de Franz Schubert fueron interpretadas por Marianela Bianchetto
(canto) esta vez con Joaquín Freier (piano). Nuevamente lució la belleza de una
voz con todos los matices que obras tan refinadas demandan.
Fiorella Sacco (violín); Juan Francisco
Stella (viola) y Josue Silva Castro (piano) tocaron Tres canciones rusas para violín, viola y piano, de Mikhail Glinka (1804-1857) de gran
brillo melódico y alternancia sonora entre los diversos instrumentos.
La
mort m´apparait souriante (Orphée aux
enfers, de Jaques Offembach (1819-1880); Vaga luna che inargenti, de Vincenzo Bellini (1801-1835) y Stäandchen (aus Cymbeline) de Franz
Schubert, fueron interpretadas por Jazmin Victoria Pieres (canto) y Juan
Ignacio Videla (piano). De una cristalina, dúctil y expresiva voz la cantante
abordó estos trabajos de lenguajes y demandas muy distintos.
Juliana Rufail (viola) y Carolina Cho
(piano) tocaron los movimientos I Allegro
appasionato y II Andante un poco
adagio de la Sonata para viola y piano op. 120, nro. 1 de Johannes Brahms (1833-1897) que implica un diálogo muy cerrado
entre ambos instrumentos, que alternativamente presentan el elemento melódico
en ese timbre refinado y sin estridencias propio de las obras del gran
compositor.
La Premiere
Rhapsodie para clarinete y piano de Claude
Debussy por Roberto Gutiérrez en clarinete y Juan Ignacio Videla (piano)
cerró el programa. Es un opus verdaderamente virtuoso y de gran dificultad
técnica en todos los matices de ambos instrumentos, con pasajes extremadamente
rápidos en el clarinete y una textura muy cerrada en el dialogo permanente con
el piano. Roberto Gutiérrez ya había demostrado ser un virtuoso del
instrumento, asimismo Juan Ignacio Videla demostró tanto su versatilidad como
su gran talento como pianista.
La obra estuvo dedicada al maestro
Carlos Céspedes, fallecido prematuramente, quien la interpretó en el campus un
cuarto de siglo atrás. Destacado por el maestro Mora como un gran músico, fue
profesor de Roberto Gutiérrez.
El campus es un espacio de confluencia
de experiencias, técnicas, estéticas y filosóficas acerca de la música donde
confluyen músicos profesionales experimentados con alumnos avanzados. Fueron
numerosos los participantes de este año, algunos nuevos, otros que lo han hecho
anteriormente.
La ocasión de hacer música es un momento
privilegiado en el que algo, que es el producto de un gran trabajo previo,
brilla, nos deslumbra y nos señala un camino.
Eduardo
Balestena
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