Fundado en 1981 por la maestra Graciela Plancic, el Florilegium Musicum es un conjunto de música antigua de extensa trayectoria.
El
pasado 15 de junio brindó un recital en un ámbito privado, marco intimista para
una música que, además de su belleza, presenta numerosos aspectos de interés:
por la hermosura de las obras, el
significado que tuvieron en su época, a lo largo del extenso arco que abarcó el
recital - desde la baja edad media al barroco- y por las explicaciones que
permitieron guiar su escucha.
Fueron
interpretadas Cinco cantigas de Alfonso
X “El Sabio” (1221-1284), para rave, fídula, arpa, picos y percusión; A l´entrada del temps clar, anónimo,
para picos, cromornos y percusiones; Saltarello,
Italia, siglo XII, para flauta soprano y dos panderetas; Schiarazula Marazula, de Giurgio Mainiero (1530-1582), para arcos, bordones y cañas; Fantasía para tres flautas, de Thomas Morley (1557-1602), para dos flautas soprano y flauta
alto de pico; Greenseleeves, para
violín barroco, flauta, arpa medieval y cuerdas; Chaconna The Fairy Queen, de Henry
Purcell (1659-1695), para cuerdas, soplos y continuo; Largo del concierto El Invierno,
de Las Cuatro Estaciones, de Antonio
Vivaldi (1678-1741), para violín barroco y tres violas da gamba; Marcha “para la ceremonia de los turcos”
, de Jean Baptiste Lully (1632-1687);
Dos danzas a la diosa de la danza
“Terpsichore”: Süagnoletta y Courante,
de Michael Praetorius (1571-1621) y Oy comamos y bebamos, de Juan del Encina (1468-1529).
Como es
posible apreciar, en el programa hay tanto obras muy conocidas como piezas de
extracción religiosa y danzas y ritmos que acompañaban a la vida cotidiana.
La rica
y extensa charla con la maestra Graciela Plancic, luego del concierto, se
refirió –lo mismo que su exposición durante las obras- a la descripción de los
instrumentos, a los dialectos en que las obras eran cantadas, a su dinámica y
al modo en que, originadas en gran parte en una época marcadamente oral, como la Edad Media, lograron llegar
hasta nosotros. Un capítulo fascinante que también abordo el maestro Horacio Lanci
en sus programas Curiosidades medievales y Carmina
Burana, de su serie Un viaje al interior de la música.
Afinación
diferente a la actual, modos antiguos, una textura donde hay variaciones tanto
como líneas lentas y envolventes, el solo hecho de estar ante ese instrumental
es de por sí una experiencia: el arpa medieval, de forma triangular; las
flautas dulces y sus registros; los cromornos, con su arco curvo y doble lengüeta.
El ravé morisco es un instrumento cordófono con arco curvo, de tres cuerdas,
afinado en quintas; la fídula es un antecesor de las violas da gamba. Pudimos
apreciar a las violas da gamba en sus distintos registros, tal como aparecen en
la película Todas las mañanas del mundo y
recordar a Mari Marais, cuando decía que el instrumento podía abarcar todas las
gradaciones de la voz y los sentimientos humanos. La mandora es un instrumento
de cuerda, de cuatro órdenes de cuerdas, dos simples y dos dobles; el violín
barroco, con un arco diferente y sin microafinadores, el teclado afinado con
registro de clave. Una gama de voces muy distintas entre sí.
También
la percusión es variada: el tambor de copa, llamado también debake o tov; las castañuelas, el sistro: tabletas de metal
apoyadas sobre una pequeña caja de resonancia; el aro con sonajas; panderetas;
triángulo, campanita y cascabeles.
No es
fácil conseguir tales instrumentos, adquiridos privadamente por los integrantes
del conjunto, alguna vez gracias a los préstamos del Fondo Nacional de Las
Artes. Es posible conseguir algunos en el país y el resto en Europa –sobre todo
en Alemania e Inglaterra- y en Estados Unidos.
Hacer
música antigua parece ser una especie de cruzada y de entrega.
La
maestra Graciela Plancic y su esposo, el violoncellista Alfredo Bouvier
contaron sus encuentros con Jordi Savall, a quien siguieron en actuaciones
europeas y que invitó a la maestra Plancic a que probara su viola da gamba, un
objeto prácticamente sagrado para ella.
Fue un
viaje en el tiempo y también hacia el interior, al rescate de antiguos sonidos
y de la actitud y decisión que lleva a poder producirlos.
La pasión
por la Edad Media los llevó al estudio de la gastronomía, buscando libros de
recetas anteriores a la llevada de los españoles a América –es decir sin papa
ni tomate- y también a hacer el vino hipocrás,
muy presente hasta el siglo XVIII, que, elaborado por la propia maestra Graciela
Plancic pudimos degustar: un vino vigorosamente especiado, con las proporciones
justas de ingredientes.
El
conjunto Florilegium Musicim está integrado por: Mariela Acuña, flautas de
pico, cromornos y percusión; Nadine Pilcic: flautas de pico, cromornos;
Verónica Giné: fídula, viola da gamba; Alfredo Bouvier, viola da gamba, laúd. Percusión;
Graciela Plancic: flautas de pico, mandora, viola da gamba y percusión.
Como
músicos invitados participaron: Josefina Lyall, violín barroco; Florencia
Olivieri, ravé morisco; Felipe Genovese, contrabajo; Leopoldo Gaillour, arpa
medieval y continuo.
Egresada
de la Universidad Nacional de Rosario, la maestra Graciela Plancic integró el Conjunto Pro-Música de Rosario y participo en giras en el país, Estados Unidos
y Centro y Sud América. Es directora de coros y ha llevado una extensa
actividad en la investigación, que la hizo acreedora al título “Mérito
Académico” y ciudadana ilustre, por sus investigaciones académicas. Es además una
excelente animadora.
La música
es siempre un viaje que emprendemos, uno en el cual alguien nos ensena un
camino, algo nuevo y nos brinda una experiencia que es lo que es a costa del
estudio, la dedicación y la entrega.
Eduardo
Balestena