El Cuarteto de Cuerdas de la Universidad Nacional
de Mar del Plata, integrado por Iris Ruzycki –segundo violín- Pablo Albornoz –primer
violín- Guillermo Becerra –viola- y Eduardo Falchi –cello- se presentó en el
espacio de extensión cultural de Los Gallegos Shopping el 18 de mayo.
En la oportunidad abordó obras del alto barroco:
un arreglo para cuarteto de cuerdas del Concierto
opus 8 nro. 1 en mi mayor La primavera, de ciclo Il cimento dell’ amonia e
dell´ inventione (la lucha entre la armonía –razón- y la invención
–imaginación- ) de Antonio Vivaldi (1678-1741) . En su oportunidad, en el ciclo
de extensión cultural de Los Gallegos Shopping, el profesor Carlos Novotny
abordó –en dos entregas- el análisis integral y la historia de esta obra
programática, que sigue musicalmente el desarrollo de cuatro sonetos, en uno de
los rasgos del período del alto barroco: la claridad de sentido del discurso
musical que expone un mensaje. Quizás las más conocida de las obras del
compositor veneciano, es especialmente exigente en el violín solista, dado el
lenguaje del período en que a la sección confiada a los instrumentos
fundamentales –el bajo continuo, generalmente integrado por la viola da gamba,
tiorba y cembalo- se destacaba la de los instrumento ornamentales, generalmente
el violín o la flauta, en una que no
sufre grandes transformaciones en el arreglo para cuarteto de cuerdas.
El programa siguió con el Aria de la suite nro. 3. de Johann Sebastián Bach (1685-1750)
también muy conocida, que en su sentido de delicadeza e introspección, requiere
una particular dulzura en la inflexión sonora.
Le sucedió el Cuarteto,
nro 4 en do mayor, K. 157 de Wolfgang Amadeus Mozart (1756-1791), obra
temprana del compositor que se desarrolla en tres movimientos y que claramente
perteneciente al periodo clásico. Sin la complejidad de sus planteos
posteriores –en los que adhiere a la estética del movimiento sturm und drang-, es una obra breve
festiva pero de gran belleza que requiere el equilibrio y claridad que siempre
demanda la música de Mozart. No es casual que el cuarteto de cuerdas se haya
consolidado durante el clasicismo como una de las formaciones camarísticas más
importantes que adquirió en el periodo tanto un papel de experimentación como
de introspección.
La segunda parte estuvo dedicada a Astor Piazzolla
(1921-1992) con Pedro y Pedro; Invierno Porteño y Tango Ballet. A diferencia de las anteriores, esta última fue
escrita por el compositor para cuarteto de cuerdas. Aquello que marca al
compositor con su sello único –frases recurrentes que funcionan como motivos
que dan unidad, cambios rítmicos y una armonía que parece tender a la
disonancia en algunos pasajes- y lo hace reconocible de algún modo encubre a la
complejidad de una textura que requiere un ensamblaje muy justo entre las
voces, mucha claridad y una rítmica muy cambiante y precisa.
El cuarteto de cuerdas de la Universidad es una de
las formaciones decanas en la ciudad, ya que lleva 36 años de actividad y ha
abordado un amplio repertorio. En su plan de trabajo actual anunció futura la
presentación de compositores argentinos.
Eduardo
Balestena
http://opus155musicadecamara.blogspot.com