sábado, 29 de junio de 2013

Diez años del ciclo de Bach a Piazzolla


El 14 de julio de cumplen diez años de conciertos del Ciclo de Música de Cámara de Bach a Piazzolla, una iniciativa de la pianista Graciela Alías y el violinista Aron Kemelmajer, que en base al esfuerzo privado, consiguieron llevar adelante el ciclo muy destacado y con una identidad propia que obtuvo el Premio Alfonsina 2009.
Obras e intérpretes
Calidad musical, en las obras y en los intérpretes, valoración del espacio local y aportes de artistas con una gran experiencia, nacionales y extranjeros, son las premisas sobre las que se apoya el ciclo, que incluye una presentación previa de las obras.
El concierto inicial del 14 de junio de 2003 contó  con obras de autores argentinos y las Danzas Rumanas de Bela Bartók, y el ciclo ha incluido a 5 de las 10 sonatas de Beethoven para piano y violín y 10 de las 22 de Mozart así como la actuación de músicos de la Filarmónica de Israel –la flautista Margalit Gafni y el cellista Enrique Metz.
El pianista Hugo Schuler se presentó en distintas oportunidades con obras de Brahms; Chopin, Ginastera y Liszt así como con las 30  variaciones sobre un tema de Antón Diabelli, de Beethoven; las variaciones Golberg y una integral del primer libro de los Preludios y fugas del clave bien temperado, de Bach, y la mayor parte de los preludios y fugas del libro segundo. Hizo las obras de Bach de memoria. No son datos menores: se trata de extensos trabajos de gran profundidad, complejidad y sutileza musical, no frecuentes en los programas de concierto, y que demandan un gran dominio de las obras, de la técnica del instrumento y un criterio artístico para abordarlas.
  Además de Graciela Alías y Arón Kemelmajer tan intervenido en gran parte de los conciertos y son muchos los intérpretes que como la clarinetista Amelia del Giudice; el pianista Edgardo Roffé; el flautista Alexis Nicolet o el trío formado por la pianista Silvia Bango; el cellista Federico Dalmacio y el clarinetista Mario Romano; la violinista Haydee Francia; la violinista Irina Iakoleva; el violoncellista Siro Bellisomi  y otros, que han intervenido en distintos conciertos que tuvieron lugar en el Teatro Municipal Colón –los que incluyen piano- y la Alianza Francesa.
Un viaje por diferentes estéticas
No sólo obras como la Sonata a Kreutzer, de Beethoven, que interpretaron Fernando Favero y Graciela Alías; el Quinteto para piano y cuerdas de Brahms o el quinteto La Trucha de Schubert es lo que hemos podido apreciar, con lo que la sola experiencia de poder acceder a estos trabajos significa,  sino también otras de Dowland, Jorge Mockert; Debussy; Häendel; Prokoffiev; Taktakishvivili; Fermina Casanova, o los trabajos que presentó Miriam Fernández en tiorba, que implican un descubrimiento estético.
Una nueva temporada
No son frecuentes iniciativas así, hechas en base al esfuerzo personal, capaces de mantenerse en el tiempo (ese accidentado tiempo con sus problemas recurrentes, sus crisis, sus desánimos, sus desafíos) sin concesiones en lo que hace a la exploración y defensa del espacio musical así, en estado puro, por el solo interés de la música y de llevarla al publico que fielmente ha seguido a este ciclo.
Aron Kemelmajer, en la charla que le pedí mantener con motivo de esta fecha (y que se hizo extensa porque la música implica muchas cosas: gustos, experiencias, períodos, nombres), llegó con una ancha carpeta con todos los programas de los conciertos de los últimos diez años: al verlos se tiene una idea del significado de llevar adelante algo y hacerlo tangible: una parte importante de la vida está allí.
  Señaló que para el ciclo 2013, que comienza el 14 de julio a la hora 20 en el Teatro Municipal Colón, han previsto una síntesis de lo que se ha venido haciendo. Para el 23 de agosto está prevista la actuación del conocido trío integrado por Nicolás Favero (que tocó el concierto para violín de Brahms con la sinfónica); Siro Bellisomi en cello y Antonio Formaro en piano. Los conciertos proseguirán el 29 de septiembre, el 25 de octubre –con la actuación de Marco Pierobon, el famoso trompetista; para concluir el 8 de diciembre.
Más allá de la calidad, más allá del lugar y el reconocimiento para intérpretes y autores, se trata de generar y sostener algo por la fe en ese algo, en su calidad, en su significado, en un mundo tan acelerado, tan cambiante, uno donde la rapidez muchas –demasiadas veces- desplaza a la calidad. Bach a Piazzolla es un espacio donde refugiarnos, donde buscar y encontrar tanto las obras que amamos como aquellas que son dignas de descubrir y aquellos intérpretes que nos permitirán enriquecernos al escucharlos.
  
     


                         
       

Eduardo Balestena



domingo, 19 de mayo de 2013

Concierto inicial del ciclo del Cuarteto de Cuerdas de la Universidad Nacional de Mar del Plata


El Cuarteto de Cuerdas de la Universidad Nacional de Mar del Plata, integrado por Iris Ruzycki –segundo violín- Pablo Albornoz –primer violín- Guillermo Becerra –viola- y Eduardo Falchi –cello- se presentó en el espacio de extensión cultural de Los Gallegos Shopping el 18 de mayo.
En la oportunidad abordó obras del alto barroco: un arreglo para cuarteto de cuerdas del Concierto opus 8 nro. 1 en mi mayor La primavera, de ciclo Il cimento dell’ amonia e dell´ inventione (la lucha entre la armonía –razón- y la invención –imaginación- ) de Antonio Vivaldi (1678-1741) . En su oportunidad, en el ciclo de extensión cultural de Los Gallegos Shopping, el profesor Carlos Novotny abordó –en dos entregas- el análisis integral y la historia de esta obra programática, que sigue musicalmente el desarrollo de cuatro sonetos, en uno de los rasgos del período del alto barroco: la claridad de sentido del discurso musical que expone un mensaje. Quizás las más conocida de las obras del compositor veneciano, es especialmente exigente en el violín solista, dado el lenguaje del período en que a la sección confiada a los instrumentos fundamentales –el bajo continuo, generalmente integrado por la viola da gamba, tiorba y cembalo- se destacaba la de los instrumento ornamentales, generalmente el violín o la flauta, en una  que no sufre grandes transformaciones en el arreglo para cuarteto de cuerdas.
El programa siguió con el Aria de la suite nro. 3. de Johann Sebastián Bach (1685-1750) también muy conocida, que en su sentido de delicadeza e introspección, requiere una particular dulzura en la inflexión sonora.
Le sucedió el Cuarteto, nro 4 en do mayor, K. 157 de Wolfgang Amadeus Mozart (1756-1791), obra temprana del compositor que se desarrolla en tres movimientos y que claramente perteneciente al periodo clásico. Sin la complejidad de sus planteos posteriores –en los que adhiere a la estética del movimiento sturm und drang-, es una obra breve festiva pero de gran belleza que requiere el equilibrio y claridad que siempre demanda la música de Mozart. No es casual que el cuarteto de cuerdas se haya consolidado durante el clasicismo como una de las formaciones camarísticas más importantes que adquirió en el periodo tanto un papel de experimentación como de introspección.
La segunda parte estuvo dedicada a Astor Piazzolla (1921-1992) con Pedro y Pedro; Invierno Porteño y Tango Ballet. A diferencia de las anteriores, esta última fue escrita por el compositor para cuarteto de cuerdas. Aquello que marca al compositor con su sello único –frases recurrentes que funcionan como motivos que dan unidad, cambios rítmicos y una armonía que parece tender a la disonancia en algunos pasajes- y lo hace reconocible de algún modo encubre a la complejidad de una textura que requiere un ensamblaje muy justo entre las voces, mucha claridad y una rítmica muy cambiante y precisa.
El cuarteto de cuerdas de la Universidad es una de las formaciones decanas en la ciudad, ya que lleva 36 años de actividad y ha abordado un amplio repertorio. En su plan de trabajo actual anunció futura la presentación de compositores argentinos.  

    

Eduardo Balestena
http://opus155musicadecamara.blogspot.com