Un
programa de obras exigentes y representativas
El pianista Hans-Dieter Bauer brindó un concierto
en el Teatro Municipal Colón el 14 de diciembre. Nacido en Berlín en 1937,
actualmente reside en Coburg, Bavaria y ha tenido una extensa carrera como
solista, principalmente en Europa.
En esta oportunidad abordó un extenso programa que
significó un recorrido estético por diversos lenguajes del instrumento, en
trabajos que representan esos lenguajes en sus formas quizás más
puras. Lo hizo con una gran profesionalidad, de memoria y de manera muy segura,
sin pausas, salvo la extensa entre la primera y segunda parte, entre una obra y otra.
Tanto en la Sonata en fa mayor de Hydn como en la K. 545, nro. 16 de Mozart (con ese conocido y magistral comienzo: el planteo
de un primer tema introductorio sucedido de rápidas escalas que contrastan con
él) la elección de tempo y el fraseo –su acentuación y falta de fluidez en un
discurso, que más que las articulaciones, parecía centrarse en cada sonido-
restó a esas obras –principalmente en los allegros- el sentido de brillo,
espontaneidad y proporción. Acentos y fraseos deben moverse
en un equilibrio que permita la continuidad entre el sonido anterior –y su
resonancia, pensado como estaba para piano sin pedales- y la sensación de que
el que le sucede se forma suavemente dentro de esa estela sonora.
Similares fueron los aspectos
interpretativos del movimiento presto de la Sonata en Do sostenido menor, opus. 27 nro. 14
(Claro de Luna) de Beethoven. El ataque del presto, en ese vibrante pasaje dado
por la reiteración de una célula temática y su respuesta, descansa en gran
medida en la relación entre continuidad y tempo: si el tempo se ralentiza la
articulación pierde vigor y el motivo energía. Lo mismo en los acentos, que
surgen claramente del propio motivo en sí y que el intérprete debe respetar.
Muy diferentes fueron las cosas en
las Tres piezas para piano del
compositor checo Klement Slaviký (1910-1999) que cerró la primera parte: un
pianismo percusivo, con una base rítmica y elementos en sí sencillos pero de
gran complejidad en el tratamiento de las distintas combinaciones de ese motivo
inicial, en un lenguaje en que los acordes son tratados en distintos
intervalos, en una armonía cambiante, con pasajes de incomodidad y complejidad
para la interpretación (manos cruzadas o muy próximas) , dentro del marco de
consonancia, con sonidos enérgicos y destacados pero no disonantes. Una obra de
gran impacto y de grandes requerimientos: por lo precisa, la rapidez en la
inflexión del sonido, la continuidad y
el permanente juego entre el ataque de la nota y su resonancia.
El programa concluyó con Dante-Sonate, de Franz Liszt, (de Años de Peregrinaje: 2do. Año:
Italia) que, partir de ese motivo
inicial, explora y explota todas las sonoridades de un piano que tan pronto se
expande en todo su registro y en la intensidad, o se contrae en el planteo de
ese elemento (que se metamorfosea en el curso de toda la obra) con una gran
dulzura. La exigencia expresiva es muy grande en estas gradaciones dinámicas:
un elemento central cambia y es expuesto de muy distintos modos pero todos
conforman una unidad. Tuvimos una versión de un control absoluto de estos
aspectos de una obra tan rica como virtuosa. No se trata sólo de pasajes de bravura,
y de plantearlos en forma fluida y expresiva, sino de lograr una suavidad y una
delicadeza capaz de plasmar el credo romántico por un lado, y al piano y sus
posibilidades por otro. Requiere un gran dominio y sentido estético.
Hans-Dieter Bauer, con una presencia de cálida
sencillez planteo un programa muy pensado en el orden de las obras,
paradigmáticas y exigentes, sin concesiones a la facilidad, a la longitud ni al
efectismo, con una total entrega a una música que pareció expandirse a medida
que transcurría el recital.
El programa de mano, incompleto en cuanto a la
información e identificación correcta de las obras –número y opus, en el caso
de la de Hydn, por ejemplo- no brindó demasiados datos sobre las obras del
repertorio de un pianista de esta profesionalidad que destacó en las obras del
período romántico y post romántico.
Eduardo
Balestena